2010

miércoles, 14 de julio de 2010

Vida

Hay un sitio en mi oficina, que reclama tu nombre.
Acabo de escuchar tu voz
pereciera que sigues aquí
revuelta entre mis libros.

Eres el equilibrio
entre la levedad y el peso
tus besos son el camino
y el lugar a donde siempre quise ir.

Fueron días de lluvia y sutilezas
cuando recorrí contigo
las calles del centro como maquetas
de una ciudad pequeña.

Tus palabras
se pegaron a mis párpados
tu aroma a libertad me tomó por sorpresa.

Vi las horas reposar sobre tus labios
y hacia ahí me dirigí
Bajo la sombra de los escalones de concreto.

Fuimos esos dos puntos
unidos en un solo trazo,
en un segundo provocaste en mí
lo que ningún poema antes.

¿Cómo pudiste encontrarme
en medio de tanto desorden
debajo de tanto polvo?

Haciendo del cansancio un invento
de los problemas ilusiones ópticas
El día sin ti no puede llamarse.

Mujer hermosa
dueña de mi tiempo y cuanto poseo
si mi amor por ti fuera un poema
se titularía VIDA.

domingo, 7 de febrero de 2010

Imágenes de flores que ya no podemos recoger.

[[Distancias]]
Ya he agotado los fragmentos felices, aquellas palabras las destilo de mí y el sedimento en el fondo eres tú, que apareces en cada intermitencia entre la luz y la sombra, entre lo real y lo que tú vuelves realidad, vienes y te mezclas entre sus abrazos como algo imposible de alcanzar. Cierro los ojos y desapareces dentro de un túnel pasajero. No importa que mis pasos se dirijan hacia el lado contrario, mi corazón voltea siempre hacia ti.

¿Crees que es bueno o malo? Porque yo ya no sé diferenciar. Tengo miedo de decir tu nombre en su lugar, que el silencio que se forma entre nosotros sea la salida de emergencia en tu búsqueda.

[[Intermitencias]]
Cuando pasa el tiempo y no sé nada de él, cuando suena el teléfono y espero escuchar en su voz la verdad que nunca quiero decirle, las palabras finales. Más sin embargo, suena feliz, como si en ese entusiasmo perfecto escondiera su desconocimiento; me desarma y por un momento no sé si lo que siento es un alivio o en realidad el comienzo de una nueva angustia.

[[Desapariciones]]
Te despides pero nunca te vas. Dices adiós y sin embargo te quedas y me hablas cada día con tu misma sonrisa reciclada de días anteriores, conservas la calma como si temieras romper con el equilibrio de palabras danzando sobre una cuerda que atraviesa un precipicio.

No sé si es mejor que finjas o te vayas. He intentado quedarme con la parte de tu corazón donde guardas cosas de mí y nunca he dado a nadie la misma sonrisa, pero descubro que el tiempo pasa y con él una nueva lista de pendientes por hacer que jamás acabará.

Me hablas así y entonces dejo de existir, piensas que ni siquiera lo intenté, que me rendí así nada más. Te busqué hasta donde sabía que no estarías, te soñé a diario.

Te llamé un día…

martes, 12 de enero de 2010

Fragmentos de felicidad.

Escucho tu voz. El mundo se detiene.

Intento decirte te quiero, colarlo en las frases de siempre, pero lo único que sale de mi garganta es más frío en lugar de palabras. Dime que no pasa nada, que todo va bien, distráeme de la vida, háblame de la nada, cuéntame que no te hago falta.

Es muy tarde, tu voz se ha instalado en un rincón de mi alma y cada segundo abarca más espacio.
Y luego qué. ¿Qué hay después de lo que siento por ti?

El corazón no escucha, no sabe razonar, ni siquiera se toma la molestia de preguntar qué es lo que quiero. Destruyes con una palabra lo que trato de construir cada día, mis esfuerzos por no lastimarnos caen al suelo y camino sobre ellos.

Tú haces posible que mis latidos y pensamientos se unan y formen una sola cosa. Hablas y en mi mente aparece la imagen de aquella vez en que resplandeciste bajo el sol de invierno. Nunca me he sentido tan bien con nadie más como cuando hablo contigo, lo verdadero no cambia con el tiempo.

¿Qué es lo que esperas? Si lo supiera cometería menos errores. Dices mi nombre y sonríes, creo que pasaré la vida descifrando cómo se puede ser así de feliz en tan poco tiempo y espacio, el cómo vuelves la felicidad tangible, visible. Sonríes en lo que tal vez para ti significa una simple sonrisa provocada por alguno de mis chistes malos, pero para mí son años de lucha interior transcurriendo en cámara lenta.

Adiós, y te vas como si ya supieras cual va a ser cada una de mis reacciones, como si siempre estuvieras un paso más allá.
Te vas y el mundo no muestra señal alguna de haber reanudado su marcha, pareciera que todo lo que pasa sucede dentro de mi cabeza, tengo un sabor a papel en el alma, un vacío en la garganta.
Nunca dejaré de escribir porque eso me recuerda que te has ido.

viernes, 20 de noviembre de 2009

No quiero ser feliz

si mi felicidad te hiere
no quiero ser
si no soy contigo
renuncio
porque mi único lugar seguro eres tú

porque retrocedo
no sé qué hago
no quiero más posibilidades
si no poseo la verdad

no quiero estar
si no pertenezco

martes, 3 de noviembre de 2009

Hubo una vez

Te quiero tres veces a la semana, quizá a veces menos, es todo.
Te extraño pero sólo lo necesario, sin compromisos ni exageraciones.

Conté todas las veces que pensé en ti en estos últimos meses y las veces que pensé en él, pero no se compara, treinta contra once, sin contar los papeles en desorden y las palabras acumuladas.

Quererte se vuelve un instante, ocho letras que sólo son reales en el momento de ser pronunciadas. No quiero decidir por siempre las veces en las que debo quererte y las que no.
Simplemente no quiero volverte indispensable, no para mí, por eso me voy.
Me imagino dejándote, despidiéndome para siempre de tu solidez y de tu figura alta.
No alcanzo a ver tu rostro, quisiera creer que nunca estuviste ahí, que todo lo soñé, quizá así dolería menos. No quiero irme.

Quisiera mentirte, decirte “No es por él”, pero la verdad se transparenta dentro de los ojos, ojalá supieras que una parte de mí se queda para siempre, que no mentí al quererte… que jamás voy a olvidarte.

No es el tiempo que dijimos, no podemos dividirnos, no hay motivos.

Me voy antes de que sea más tarde, antes de pertenecer a ti y perder para siempre mi identidad, estar más contigo sabiendo que irremediablemente acabará.

Me voy antes de que te vayas, de que te canses, de que te grite que me dejes en paz, que no tengo nada. Porque no creo en el amor eterno, y si no creo es porque yo misma no lo siento, no creo que haya amor verdadero en mí. Hubo una vez.

Como ves, los tiempos cambian, así como cambia y desaparece el amor.

lunes, 12 de octubre de 2009

Acumulaciones














Porqué, porque nunca te das cuenta cuán fácil me haces daño.
Porqué, porque ya no sé si esto es amor o un impulso desesperado (¿cómo se diferencia?).
Porque no todo lo que escribo es sobre ti.
Porque me dan ganas de llorar cuando pienso que podría estar bien sin ti.
Porque encuentro mil razones para no quererte y aún así lo hago.
Porque cada día me aferro a una excusa para ya no estar contigo.
Porque no siento remordimiento alguno al devolverte el daño que me haces.
Porque no tengo fuerzas ni para decir ya no.
Porque no eres indispensable.
Porque nunca compartiré contigo la parte más importante.

jueves, 24 de septiembre de 2009

El guardían y la estrella

Siempre te voy a buscar aunque estés cerca, siempre serás esa parte que me falta y sé que nunca tendré. Ashtray
Había un lugar entre dos calles que no eran paralelas, había un libro deshojado al fondo de unas escaleras, había una casa sin vidrios ni ventanas y también historias de animales muertos y globos violetas.
Había una vez un guardián y una estrella.
El guardián vigilaba de noche las dos calles, que siempre le parecieron iguales, severo en su postura, ni siquiera le estaba permitido mirar hacía otro lugar que no fuera la entrada.
Un día, aburrido, decidió mirar hacia otro lado y alejarse un poco del acceso de ambas calles, y cuando ya había dado unos cuantos pasos a su izquierda recibió una enorme sorpresa al darse cuenta de que al contrario de lo que siempre había creído, las calles eran perpendiculares.
Nunca le preocuparon las calles, era más bien una inquietud malsana porque ningún extraño atravesara el camino, y supo que si caminaba y caminaba tendría que encontrar el punto al que éstas conducían, que era sólo uno, sólo uno y por proteger a los dos nunca lo notó.
La estrella quería dejar de ser estrella, le gustaba su luz y vivía contenta, hasta que un día miró su reflejo sobre una ventana a la que se llegaba a través de unas escaleras.
El agua era inestable, pensaba al contemplar los límites del océano, en cambio, la superficie del vidrio nunca se movía.
Al verse a sí misma reflejada sobre el cristal, decidió abandonar todo lo que tenía para sentir cómo era bajar las escaleras y el movimiento del aire sobre la tierra, mirar hacia arriba.
Perdió su calor y olvidó su voz.
La estrella no sabía los momentos que jamás recuperaría, se volvió egoísta y no le importó el dolor que provocaba su desaparición.
El aire a su alrededor dolía.
Pasaron los años y la estrella se volvió invisible, el guardián nunca abandonó su lugar.
A veces surgen dudas y hay quien se pregunta si la estrella en realidad existió, si el guardián era de piedra.